Uno de ellos se ofreció a acompañarnos y a llevarnos a algunos arroyos y correderas que consideraba que eran rendidores.
Allí fuimos pero todo el curso del Paraná y afluentes estaba infestado de palometas o también llamadas pirañas.
En ralidad no pescábamos lo que queríamos pero estaba muy entretenido y le facilitamos una caña a nuestro "guía".
Nosotros devolvíamos todas las piezas que cobrábamos, pero azorados y consternados observamos que nuestro amigo antes de devolverlas les pinchaba los ojos con el anzuelo.
Al recriminarlo por semejante salvajada nos comentó que todos en la isla lo hacían y que eso se hacía para que la palometa así enceguecida no les comiera la carnada de sus espineles.
Cosas de la isla....